Carta de un (Des)Enamorado | Historias

¿Recuerdas la primera palabra que dijimos? ¿Recuerdas las primera mirada que cruzamos? ¿Recuerdas el primer te amo? A todas estas palabras miraste el piso y no respondiste. Miraste el asfalto, las aves, el cielo, pero nunca a mi. 


Sentados en ese parque, él que fue testigo de nuestra dicha. Al cual asistiamos cada tarde de fin de semana. El cual fue testigo de nuestra promesa por siempre y para siempre. ¿Lo recuerdas? 

Sentado en tu pedestal me mirabas sin decir palabra alguna, pretendiendo que estaría para ti por siempre y para siempre, pretendiendo. Como las estrellas salen cada noche, tú esperabas que allí estuviese por siempre y para siempre, la frase ya suena irónica, la promesa lo fue. Todo esto fue, nada más que un enamoramiento juvenil del cual no existen secuelas, sólo cicatrices que el tiempo sabrá curar con el adecuado afecto. Un suspiro ya no basta, es tarde y el reloj lo único que hace es avanzar. Mirémonos por última vez y pretendamos que esto no fue una historia de amor, sólo un comienzo que quedo en tres puntos suspensivos.

No extenderé más esta carta que de por sí ya es borrosa y confusa. La espera se agotó y la paciencia me colmó. El adiós queda corto para esta situación, es mejor un hasta siempre por siempre y para siempre ¿Cómo duele la frase que debía ser de felicidad? No lo hace.

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